Todo sobre la conexión entre la mente y el cuerpo
Cuando sentimos miedo o angustia, nuestro corazón late más rápido. Si experimentamos nerviosismo, nuestra transpiración aumenta. Al estar tristes, sentimos que nuestro estómago se cierra.
Estos son solo algunos ejemplos que demuestran el profundo vínculo entre mente y cuerpo. No es posible pensarlas como entidades separadas. Lo que percibimos a nivel anímico y psíquico está íntimamente relacionado con lo que nos ocurre físicamente.
La parte buena de esta conexión emocional es que podemos utilizarla a nuestro favor, ya que gracias a ejercicios de mindfulness para reducir el estrés y la ansiedad y otras técnicas sencillas puedes mejorar mucho tu estado psicológico y, por lo tanto, propiciar un vínculo sano entre mente y emociones.
¿Qué es la conexión entre la mente y el cuerpo?
Como su nombre lo indica, la conexión entre mente y cuerpo se refiere a cómo el modo en que sentimos, actuamos y pensamos impacta de forma directa o indirecta nuestro bienestar físico, y viceversa.
Por eso, conocer nuestros síntomas y aprender a vincular su origen con nuestras vivencias es vital para controlar nuestro propio organismo y gozar de una buena calidad de vida.
¿Cómo potenciar la conexión mente-cuerpo?
Si bien conocernos y modificar ciertas formas de pensar o actuar toma tiempo y puede resultar complicado, trabajar en ciertos hábitos del día a día mejorará nuestra conexión emocional.
Algunas de las claves para lograrlo son las siguientes:
Alimentarse bien
Conocida como mindful eating, alimentación consciente o alimentación intuitiva, esta técnica consiste en centrar la atención en la nutrición desde distintos aspectos. No solo se trata de pensar qué alimentos comer, sino cómo cocinarlos y de qué forma consumirlos.
Para llevar a cabo la alimentación consciente es importante identificar por qué comemos en determinados momentos, cómo ingerimos ciertos alimentos, qué tiempo le dedicamos a la acción de alimentarnos, a qué velocidad lo hacemos y otros factores.
Practicar actividades físicas
Es sabido que al hacer ejercicio nuestro organismo libera endorfinas, los neurotransmisores que estimulan los circuitos cerebrales vinculados con el placer y que mejoran considerablemente nuestro estado de ánimo.
Mantenernos en movimiento puede ayudarnos a eliminar el exceso de estrés y así disminuir la tensión sobre el corazón, mejorar el sistema inmune y fortalecer nuestra conexión entre mente y cuerpo.
Meditar todas las mañanas
No hay mejor manera de comenzar la jornada que practicando meditación unos minutos. Esta actividad nos permite enfocarnos en el aquí y ahora, relajar el cuerpo, favorecer la conexión emocional y encontrar nuevas perspectivas sobre situaciones que nos preocupan.
Otros beneficios de la meditación en mente y cuerpo son la reducción del estrés y la ansiedad, así como el aumento de la creatividad, el aprendizaje, la atención y la memoria.
Dedicarse tiempo
En la vorágine de las responsabilidades, las amistades, la familia, el trabajo o el estudio es posible que nos olvidemos de prestar atención a nuestros deseos y anhelos. Esto, a la larga, puede ser frustrante y causarnos emociones desagradables.
Para hacerle frente a esto, es importante identificar qué actividades nos hacen bien y así dedicarles algo de tiempo durante el día. Un paseo, una rica comida, una cena, tocar un instrumento o ir al teatro tendrán un impacto positivo mucho más grande de lo que piensas.
Dormir lo suficiente
Dormir lo suficiente nos permite recuperarnos de la jornada y, de esta forma, comenzar la siguiente con energía, claridad y optimismo.
Sin embargo, un buen descanso no solo impacta en nuestra mente, sino también en nuestro cuerpo. Esta actividad se vincula de igual forma al desempeño del sistema inmunitario, el apetito, la respiración, la presión arterial, la salud cardiovascular y otros procesos del organismo.
¿Cómo afectan las emociones negativas la conexión mente-cuerpo?
Revivir una situación pasada poco grata puede generar consecuencias en nuestro organismo. Es posible que sintamos mareos, dolores de estómago, sudoración intensa u otros síntomas molestos de tan solo recordarla o vincularla con un hecho del presente.
Y no solo eso, pues el estrés, la ansiedad y el miedo también son capaces de producir alteraciones a mediano y largo plazo. Por esta razón, debemos favorecer una buena conexión entre mente y cuerpo.
Algunas de las secuelas físicas más comunes tras experimentar sensaciones desagradables son las siguientes:
Dolores de cabeza
Si bien esta dolencia puede tener un origen físico, como un golpe, una inflamación o la acción de un virus, en muchos casos es causada por nuestro estado anímico, que responde a situaciones de estrés, angustia o ansiedad.
Insomnio
La imposibilidad de conciliar el sueño es otra de las consecuencias más comunes de experimentar pensamientos negativos.
Quienes pasan las noches en vela, a su vez, ocupan su mente y emociones en situaciones angustiantes, que pueden ser reales o imaginarias. En consecuencia, terminan sufriendo una mayor irritabilidad, ansiedad, fallas de memoria y otros síntomas que deterioran su salud mental.
Cambios en el apetito
El estado de ánimo impacta directamente la conducta alimenticia de muchas personas. Las emociones negativas que experimentan pueden provocar tanto que coman en exceso, como que pierdan el apetito y pasen días sin probar bocado.
Molestias estomacales
Además de los dolores de cabeza, los problemas estomacales también son un gran ejemplo de cómo opera la conexión entre mente y cuerpo. Sentir nervios o miedo, por ejemplo, puede generar contracciones dolorosas e incluso descomposturas.
Conclusión
Si quieres saber más sobre cómo se relacionan nuestros aspectos físicos y emocionales, y de qué manera funciona la conexión entre mente y cuerpo, inscríbete al Programa de Meditación Mindfulness. Aprende técnicas para equilibrar tu mente, alma y cuerpo, así como tus relaciones con el entorno. ¡Entra ahora!